CHONG\u00d3N OSCURO, AGUACERO SEGURO<\/strong><\/p>\n

A fines del siglo XIX y principios del XX, la exportaci\u00f3n de cacao era una actividad muy lucrativa. Las grandes haciendas de las provincias de Guayas y Los R\u00edos se dedicaban en su totalidad a producir el cacao que daba el chocolate m\u00e1s fragante y rico del mundo, muy apetecido en Europa.<\/p>\n

Guayaquil era una ciudad peque\u00f1a, pero un puerto de mucho movimiento donde el comercio internacional era muy intenso, tanto de exportaci\u00f3n como de importaci\u00f3n.<\/p>\n

En los inviernos de tal \u00e9poca, la gente ten\u00eda un dicho: \u201cChong\u00f3n oscuro, aguacero seguro\u201d. As\u00ed, cuando quer\u00edan salir a la calle, primero se asomaban a la ventana y ve\u00edan hacia el sudoeste, donde est\u00e1 Chong\u00f3n, y, si divisaban nubes negras, era de seguro que estas avanzar\u00edan para vaciarse a c\u00e1ntaros sobre Guayaquil.<\/p>\n

Los \u201cgran cacao\u201d, que as\u00ed se llam\u00f3 a la opulenta clase social vinculada con la actividad cacaotera, ten\u00edan recursos suficientes para vivir casi todo el a\u00f1o en Par\u00eds, disfrutando de la cultura de la Ciudad Luz. Alquilaban o compraban departamentos bien ubicados en las avenidas de Par\u00eds. Cuando regresaban a su patria, ven\u00edan cargando libros, vestidos, muebles, l\u00e1mparas, vajillas, candelabros, porcelanas, adornos y tantas y tantas cosas bellas, a tal punto que la gente bautiz\u00f3 a Vinces, \u201cPar\u00eds Chiquito\u201d. Igualmente, cuando las familias iban a Par\u00eds, llevaban muchas cosas de aqu\u00ed, incluyendo cocineras y criadas, para ser atendidos con el cari\u00f1o y solicitud que acostumbraban.<\/p>\n

Cuentan que una vez, una familia \u201cgran cacao\u201d viaj\u00f3 a Par\u00eds con sus hatos y garabatos; los acompa\u00f1aba Mar\u00eda, una joven campesina, que era criada de la casa. Mar\u00eda era muy lista y acomedida. Un d\u00eda, la se\u00f1ora de la casa decidi\u00f3 salir a caminar por los Campos El\u00edseos, pero quer\u00eda estar segura del clima para escoger su atuendo y pregunt\u00f3 a Mar\u00eda: \u2013Mar\u00eda, por favor, as\u00f3mate a la ventana y dime si va a llover. Mar\u00eda, muy sol\u00edcita, fue a la ventana, miraba por atenci\u00f3n a una lado y a otro lado, oteando el horizonte. La se\u00f1ora insisti\u00f3: \u2013\u00bfQu\u00e9 fue Mar\u00eda? \u00bfQu\u00e9 dices, va a llover? Mar\u00eda segu\u00eda escudri\u00f1ando el cielo de Par\u00eds pero se sent\u00eda confundida. Luego de un rato contest\u00f3: -Se\u00f1ora, si Ud. me dijera d\u00f3nde est\u00e1 Chong\u00f3n, entonces s\u00ed que le podr\u00eda decir si va a llover o no.<\/p>\n

Esta an\u00e9cdota caus\u00f3 tanta gracia en la familia, que cuando regresaron a Guayaquil la compartieron con todos sus familiares, y as\u00ed se convirti\u00f3 en una leyenda m\u00e1s de nuestra querida ciudad.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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