LA T\u00cdA MECHE<\/strong><\/p>\n

Menuda y regordeta, desbordaba amor.\u00a0 Siempre diligente y preocupada que en su casa fluya la armon\u00eda, la satisfacci\u00f3n, el goce de lo simple de la cotidianidad.\u00a0 Protectora por naturaleza, creo v\u00ednculos afectivos tan fuertes que no s\u00f3lo at\u00f3 con esos lazos a sus sobrinos y sobrinas sino a los hijos de ellos y hasta a los amigos y amigas de ellos.<\/p>\n

La t\u00eda Meche, la mayor de las hermanas, se sent\u00eda con los deberes de una gran Jefa de Familia para velar, proteger, orientar y amar a\u00a0 Enmita, hermana de su madre quien hab\u00eda jugado un rol tan importante en su vida, a su hermana soltera Eugenia, y a todos los sobrinos que llegaban a su casa, especialmente a aquellas preciosas ni\u00f1as de su hermana Colita, a quienes dedic\u00f3 su vida entera.<\/p>\n

La T\u00eda Meche jam\u00e1s pens\u00f3 que se qued\u00f3 \u201cpara vestir santos\u201d, ten\u00eda tanto trabajo dando de comer, vistiendo, haciendo estudiar, educando, velando por el buen vivir de sus sobrinas y sobrinos, que los santos se quedaban en el altar, solitos, con una velita prendida y nada m\u00e1s, claro, la velita, que significaba ella misma de rodillas pidiendo a Dios por la felicidad de sus sobrinitos y de toda la familia.\u00a0 Enamorados no le hab\u00edan faltado, lo que no hab\u00eda es tiempo para ella misma puesto que lo hab\u00eda ofrendado amorosamente a su familia.<\/p>\n

Mi madre era muy amiga de la casa y, algunas veces, yo asist\u00ed a \u00a0sus tertulias, o\u00eda los consejos que se intercambiaban para criar bien a las ni\u00f1as. Recuerdo siempre que dec\u00eda que a las ni\u00f1as hab\u00eda que hacerlas rezar: \u201c Se\u00f1or Jes\u00fas, a mis pasiones, dales dulce calma.\u201d Eso nos divert\u00eda mucho pero, despu\u00e9s, ya bien entrada la adolescencia, entendimos lo que le preocupaba.<\/p>\n

Hay un refr\u00e1n popular que dice que, a quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos.- En el caso de la T\u00eda Meche, no era el diablo quien le dio a los sobrinos, era Dios mismo que se los entreg\u00f3 pues ella sab\u00eda ejercer el rol de madre, sin serlo; mas bien, dir\u00eda yo, era una madre disfrazada de amiga, que daba confianza y apertura en los momentos cr\u00edticos en los que los j\u00f3venes rebeldes cuestionan la autoridad de los padres; ense\u00f1aba con el ejemplo; estimulaba con m\u00e9todos diferentes a los de los padres; hac\u00eda realidad los sue\u00f1os, fantas\u00edas y aventuras de sus sobrinos.<\/p>\n

Para la t\u00eda Meche, era muy natural el rol de t\u00eda, puesto que las relaciones entre sus hermanas en la casa paterna\u00a0 eran tan afectuosas, solidarias, respetuosas, que ella entend\u00eda que sus sobrinos eran la prolongaci\u00f3n de su querida hermana.<\/p>\n

Ser amigas de Mar\u00eda Eugenia, Patricia o Zoilita, fue pasaporte suficiente para entrar en el coraz\u00f3n de la Tia Meche, de quien s\u00f3lo hay recuerdos agradables y buenos.-<\/p>\n

T\u00eda Meche se fue al cielo, donde seguir\u00e1 siendo la T\u00eda, amorosa y dulce, sencilla y buena, velando como \u00e1ngel a los descendientes de su gran familia.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

LA T\u00cdA MECHE Menuda y regordeta, desbordaba amor.\u00a0 Siempre diligente y preocupada que en su casa fluya la armon\u00eda, la satisfacci\u00f3n, el goce de lo simple de la cotidianidad.\u00a0 Protectora por naturaleza, creo v\u00ednculos afectivos tan fuertes que no s\u00f3lo at\u00f3 con esos lazos a sus sobrinos y sobrinas sino a los hijos de ellos…<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[8],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/96"}],"collection":[{"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=96"}],"version-history":[{"count":1,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/96\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":97,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/96\/revisions\/97"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=96"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=96"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=96"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}