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A PERIQUEAR LAS PERICAS – Cecilia Calderón
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A PERIQUEAR LAS PERICAS

A PERIQUEAR LAS PERICAS

“Cuando la perica quiere, que el perico vaya a misa, se levanta muy temprano, y le plancha la camisa.”  Este verso que lo cantábamos como estrofa de La Cucaracha, nos encantaba y nos matábamos de risa con mis hermanos pensando en la perica planchando y el perico encamisado.

Los pericos no podían faltar en ninguna cocina del campo.-  Era el interlocutor único de la jefa de familia que se pasaba canturreando: Periquito dame la pata, no la puedo dar porque es de plata y si el rey lo sabe, me mata.   Purrrrrruuuaaa, vestido de verde y sin medio real.   Las cocineras le daban la mano extendida y el periquito se encaramaba hasta la cabeza y se le decía: piojito, piojito. Claro, que siempre había por allí algún zamarro, que para burlarse y molestar le cantaba al periquito: – periquito calzón cagado, y de paso churreteado….. Y, por allá salía un gañan lenguaraz que lanzaba la adivinanza: -“entre peña y peña el periquito sueña, ¿qué será?

Si bien los pericos tenían una jaula de alambre, la puerta siempre pasaba abierta y ellos se la caminaban por todos lados, por dentro y por fuera. Y todo el tiempo “hablaban y hablaban.”  Doña Ignacia, nuestra anciana cocinera, que se quedaba sola en la casa por muchas horas, nos exigía un perico.- Es mi compañero, decía, con él puedo hablar todo el día, es que doña Ignacia hablaba más que un perico. Ignacia también preguntaba en la mañana, quieren revoltillos de huevos o periquito? Al principio nos daba susto la pregunta pero, el periquito al que se refería Ignacia era un revoltillo de huevos al que se le ponía un refrito de cebolla, tomate, pimiento. Riquísimo!

El periquito dio origen a un verbo: periquear.-  Esto es hablar y hablar y hablar sin que nadie entienda lo que se está diciendo.-  Normalmente eran los señores que acusaban a las comadres de reunirse a periquear.

Pero el perico también era admirado por su gallardía, a tal punto que había un refrán que decía: “El que es perico, donde quiera es verde”, queriendo significar que el que vale, lo demuestra cualquiera sea la circunstancia.

Perico se les dice a los Pedro, dicen que esto es bíblico pues a San Pedro, por cariño, le decía Petrito y de allí a Periquito hubo sólo un paso. Aunque también apodaban Pericos, a quienes tenían una nariz parecida al pico de tan querida avecita.

Cuando era niña, salió la revista cómica de Periquita, una traviesa chiquilla soñadora. Muchas niñitas recibieron este apelativo, probablemente porque sus padres eran admiradores de Periquita o de su tía Dorita.

A los pericos y a las pericas se les ha hecho canciones: hay una guaracha que se bailaba mucho que decía: “Yo no me explico cómo el perico, teniendo un hueco debajo del pico pueda comer, no puede ser, yo no me explico, como el perico, teniendo un hueco debajo del pico pueda comer.”

Para finalizar, les pongo la letra de la canción que nos hacía morir de risa:

La perica
Rec: Vicente E. Sojo

Cuando la perica quiere
que el perico vaya a misa
se levanta muy temprano
a plancharle la camisa.

Ay mi perica dame las patas
para ponerte las alpargatas.

Cuando la perica quiere
que el perico la enamore
se coloca en la pechuga
un collar de cundeamores.

Ay mi perica…

Cuando la perica quiere
que la bese su perico
coquetona abre las alas
se adormece y abre el pico.

Ay mi perica…

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