LA PACHARACA
Era sabido en el campo, que la pacharaca es un ave tímida, que grita fuerte y destemplado, en cualquier hora del día. No se deja ver así no más, sólo se la oye “cha-cha-kaw”. Esta ave huidiza, era muy apetecida por los cazadores, por su exquisita carne, a tal punto que hoy está en peligro de extinción.
No sé de dónde vino la idea de que era sinónimo de ociosidad. Lo cierto es que a los vagos consuetudinarios del pueblo, se les decía que parecen pacharacas ociosos.
Pero, la popularidad de la pacharaca creció cuando le hicieron una canción, que todo el mundo bailaba con gran ritmo, confirmando la proverbial vagancia:
La pacharaca tiene voz de mando, tiene voz de mando con su maridito.
Y en la madrugada, Y en la madrugada
Se la oye cantando Se la oye cantando
VETE A TRABAJAR
¡A trabajar! A trabajar! A trabajar ¡
Para qué? Para qué? Para qué?
¡A trabajar! ¡A trabajar ¡ ¡A trabajar ¡
Para qué? Para qué? Para qué?
Si nací cansado
no se trabajar
Si nací cansado
no se trabajar
Pero además, se usaba el vocablo pacharaca, para nombrar eufemísticamente la parte de nuestro cuerpo donde están ubicados los genitales y la uretra femeninos. Con el tiempo, traté de encontrar una explicación a este uso de la palabra, que nada tiene que ver con la vagancia proverbial.
Encontré la explicación, en una investigación de un historiador peruano: “Pacharaca proviene de dos palabras quechuas: PACHA que significa Universo y RACA que se refiere al órgano sexual femenino. En el antiguo Tahuantinsuyo, esta ave era consumida en fiestas en forma de asado al fuego directo y la ingesta de la carne despertaba grandemente la libido en los hombres. Otras (en femenino), afirmaban que lo mejor eran los huesos, y las mujeres los trituraban hasta llegar a un polvo que se esparcían por todo su cuerpo y al pasar frente al varón de su predilección, este, al sentir el aroma quedaba prendado de ella irremediablemente.”
Ahora comprenden por qué ya no hay pacharacas y si las hay, ellas saben que el que huye, vive.