Antiguamente, en el campo, cuando no hab\u00eda energ\u00eda el\u00e9ctrica, el diablo andaba suelto y le encantaba llevarse algunas almitas descarriadas, especialmente a aquellas que \u00a0eran fan\u00e1ticas del trago y la juerga.<\/p>\n

El diablo, siempre andaba elegante, bien vestido, perfumado.\u00a0 Si se escond\u00eda en alg\u00fan animal, era en el gallo m\u00e1s apuesto, en el gato m\u00e1s cadencioso, en el toro m\u00e1s brav\u00edo, en el palomo m\u00e1s petulante.\u00a0 Le fascinaba \u00a0ir a caballo, a galope, raudo en caballos blancos o negros, como tambi\u00e9n\u00a0\u00a0 en canoas, en medio del \u00a0r\u00edo.\u00a0 \u00a0Ofrec\u00eda riquezas, fortuna, amores, con devaneos, coqueteos, apuestas, retos, pero cobraba con la vida eterna.<\/p>\n

\u201cBien sabe el Diablo a qui\u00e9n se le aparece\u201d, por eso, siempre rondaba las cantinas, los cabarets, las casas de juego y se hac\u00eda amigo de truhanes, p\u00edcaros, astutos, desvergonzados, charlatanes, estafadores, tramposos, debiluchos: escog\u00eda la v\u00edctima para luego \u00a0hacerle malas pasadas pero, la gente, m\u00e1s lista que \u00e9l, se las arreglaba para dejarlo varado en sus pretensiones y todo quedaba en un susto tan grande, que volv\u00edan al carril.<\/p>\n

Mi abuelita, una mujer muy hacendosa, que manejaba muchas criadas, dependientas, peones, no le gustaba que su gente est\u00e9 parada: -Barco parado, no gana flete, les dec\u00eda; peor, que anden por all\u00ed durmi\u00e9ndose en las esquinas de los cuartos, las arreaba diciendo: – La pereza es madre de todos los vicios.\u00a0 Pero, lo que m\u00e1s gracia me hac\u00eda, es cuando las chicas le dec\u00edan, pero se\u00f1ora Avelina, si ya no hay nada m\u00e1s que hacer.\u00a0 Entonces les dec\u00eda \u2013\u201cCuando el diablo nada tiene que hacer, coge la escoba y se pone a barrer.\u201d\u00a0 Y all\u00ed ve\u00edas t\u00fa a Clara Chica, Josefa, Piedad, barre que te barre.<\/p>\n

En tiempos de los abuelos, las familias eran muy largas y, algunas se\u00f1oritas, se quedaban para vestir santos pero, adem\u00e1s, en la casa familiar, cuidaban a los sobrinos;\u00a0 se dedicaban a ellos con tal devoci\u00f3n que, con una sonrisa en los labios, explicaban su solter\u00eda diciendo que \u201cA quien Dios no le dio hijos, el Diablo le da sobrinos.\u201d<\/p>\n

Poco a poco el diablo fue perdiendo protagonismo,\u00a0 la luz el\u00e9ctrica le quit\u00f3 su brillo de sombras.\u00a0 Ya la gente no le hac\u00eda caso en sus tentaciones pues el mundo se hab\u00eda modernizado \u00a0a tal punto que los abuelos dec\u00edan que \u201cM\u00e1s sabe el diablo por viejo que por diablo\u201d, para que los j\u00f3venes escuchen sus consejos y no las alcahueter\u00edas de los que ven\u00edan de la ciudad, ofreciendo nuevos modos de hacer riqueza.<\/p>\n

Ya en otra \u00e9poca, los diablos eran m\u00e1s de carne y hueso, eran unos pillines, vivarachos de quienes se dec\u00eda: \u201cDale al diablo la puerta que con cualquier llave est\u00e1 abierta.\u201d\u00a0 Tambi\u00e9n los muchachos le perdieron el miedo al diablo y\u00a0 cada vez que alguien regalaba una bolita de vidrio de las que serv\u00edan para jugar al pepo o una revista de la Peque\u00f1a Lul\u00fa pero luego se arrepent\u00eda y la quitaba, el ofendido o la ofendida dec\u00eda: \u201cAl que regala y quita, el diablo le hace una corcovita.\u201d O, cuando se nos ca\u00eda un caramelo o una golosina, la recog\u00edamos, limpi\u00e1bamos con la mano y, \u201cotra vez al buche\u201d pues no hab\u00eda que darle gusto al diablo.<\/p>\n

El diablo tambi\u00e9n era mentado por \u00a0los amigos de mi abuelito, cuando por all\u00ed sal\u00eda un malagradecido o cuando luego de una campa\u00f1a electoral, su grupo no obten\u00eda los votos que esperaban: Mal paga el Diablo a quien bien lo sirve, sentenciaban, y segu\u00edan cavilando y organizando la siguiente elecci\u00f3n.<\/p>\n

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Antiguamente, en el campo, cuando no hab\u00eda energ\u00eda el\u00e9ctrica, el diablo andaba suelto y le encantaba llevarse algunas almitas descarriadas, especialmente a aquellas que \u00a0eran fan\u00e1ticas del trago y la juerga. El diablo, siempre andaba elegante, bien vestido, perfumado.\u00a0 Si se escond\u00eda en alg\u00fan animal, era en el gallo m\u00e1s apuesto, en el gato m\u00e1s…<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[2],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/50"}],"collection":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=50"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/50\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":51,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/50\/revisions\/51"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=50"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=50"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=50"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}