El gallinazo es un ave muy fea, negra, de mediano tama\u00f1o. Es tan fea a tal punto que, para ofender a alguien, le dicen que parece gallinazo.- Viven de los despojos y de la carro\u00f1a.-\u00a0 Antes hab\u00eda much\u00edsimos en Guayaquil, parados en los techos de zinc,\u00a0 esperando escarbar en las basuras o comerse\u00a0 alg\u00fan animal muerto.<\/p>\n

Sin embargo, a nadie se le ocurr\u00eda espantar a los gallinazos porque eran \u201climpiadores\u201d de todo lo putrefacto y ayudaban a la higiene de la ciudad. Adem\u00e1s, si ten\u00edas un orzuelo, \u00e9ste se te desaparec\u00eda de inmediato si le gui\u00f1abas un ojo a un gallinazo.<\/p>\n

Cuando \u00edbamos al campo, casi no ve\u00edamos gallinazos. Pero, algunas veces,\u00a0 aparec\u00edan unos cuantos que volaban y volaban en c\u00edrculos.\u00a0 Mi abuelo, de inmediato iba a la chanchera y preguntaba, – Juan! Qu\u00e9 hay de nuevo con los cerdos? \u2013 Nada don Aurelio, todo est\u00e1 bien. – No, no, \u00a1hay algo que no me has dicho\u00a1 \u00a0Veamos. \u00bfD\u00f3nde est\u00e1 la cerda que pari\u00f3 anoche? \u2013 Aqu\u00ed, don Aurelio, contestaba Nelson, -m\u00edrela, es buena madre, s\u00f3lo se pasa d\u00e1ndoles de mamar. \u00a0– \u00bfCu\u00e1ntos pari\u00f3?<\/p>\n

\u2013 Once, don Aurelio. \u00a0\u00a0Mi abuelo contaba, – uno, dos, tres, \u2026 pero, s\u00f3lo hay nueve!\u00a0 Juan se met\u00eda en el cub\u00edculo y agarraba a los chanchitos y los iba separando mientras contaba: uno, dos, tres, \u2026 nueve. \u00a0Entonces Nelson, con el rabo entre las piernas, susurraba \u2013es que la chancha mat\u00f3 a dos, los aplast\u00f3 cuando se echaba para dar de mamar y yo los bot\u00e9 al barranco. \u2013Aja, ya me lo hab\u00eda dicho el gallinazo, dec\u00eda mi abuelo y Juan se quedaba at\u00f3nito, sin entender c\u00f3mo es que el abuelo adivinaba las cosas. Mi abuelo se iba murmurando el refr\u00e1n: – Si mulo no mor\u00eda, gallinazo no com\u00eda.<\/strong><\/p>\n

Pero, los gallinazos no comen a los animales que mueren por picadura de culebra, as\u00ed lo demostr\u00f3 Nelson, cuando el abuelo le recrimin\u00f3 un d\u00eda porque se muri\u00f3 un cerdito ya grande, que estaban cebando para Santa Rosa, en que toda la familia se iba a reunir.\u00a0 All\u00ed estaba el pobre animalito muerto, los gallinazos se acercaban pero, emprend\u00edan vuelo y no lo tocaron.<\/p>\n

El tal Nelson me ca\u00eda muy bien. Un d\u00eda descubr\u00ed que no sab\u00eda leer ni escrib\u00ed y resolv\u00ed ense\u00f1arle. Pero ni modo, no pon\u00eda atenci\u00f3n y no le interesaban las vocales ni \u201cmi mam\u00e1 me mima\u201d. Me quejaba yo ante do\u00f1a Felicia, la cocinera, y ella mientras me daba un pedazo de maduro asado que ten\u00eda en las brasas,\u00a0 me dec\u00eda, – Ni\u00f1a, no gaste p\u00f3lvora en gallinazo<\/strong>! -\u00a1C\u00f3mo! Repliqu\u00e9, Nelson no es tan feo! \u2013 Ja, ja, ja, se ri\u00f3 de m\u00ed do\u00f1a Felicia, explic\u00e1ndome que no val\u00eda perder el tiempo ense\u00f1ando a leer a Nelson, pues \u00e9l todo lo sab\u00eda, escuchaba la radio desde la madrugada y todas las noches, estaba enterado de la pol\u00edtica, del deporte, del clima.<\/p>\n

Do\u00f1a Felicia, algunas veces recib\u00eda alguna que otra imprecaci\u00f3n fuerte de quienes no recib\u00edan de ella un poquito m\u00e1s de comida, con desd\u00e9n los miraba y les hac\u00eda una se\u00f1a con la mano, levantando el me\u00f1ique y el pulgar y les dec\u00eda: –maldici\u00f3n de gallinazo, nunca llega al espinazo<\/strong>. Y de esta manera hac\u00eda la contra a quienes le deseaban mal.<\/p>\n

De esta manera, aprend\u00eda cosas nuevas, de la vivencia en el campo, en casa de los abuelos.<\/p>\n

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El gallinazo es un ave muy fea, negra, de mediano tama\u00f1o. Es tan fea a tal punto que, para ofender a alguien, le dicen que parece gallinazo.- Viven de los despojos y de la carro\u00f1a.-\u00a0 Antes hab\u00eda much\u00edsimos en Guayaquil, parados en los techos de zinc,\u00a0 esperando escarbar en las basuras o comerse\u00a0 alg\u00fan animal…<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[7],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/86"}],"collection":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=86"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/86\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":87,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/86\/revisions\/87"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=86"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=86"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/blog.ceciliacalderon.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=86"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}