Nika se ha ido al cielo de los perros

Anita y Nika fueron inseparables. Desde el momento en que fue adoptada por la familia, con sus apellidos completos,
Nika juró lealtad y solidaridad para con Anita. A pesar de su húmeda nariz, su curiosidad sin límites, sus ganas de probar de sus platos, sus pelos por todas partes y su olor peculiar, era engreída y mimada de toda la familia pero, un lazo especial la unía con Anita pues había como un vínculo de sororidad y complicidad. Parece que se comprendían y podían confiarse sus cuitas, sus temores, sus rabias, sus fantasías, su perplejidad frente a un mundo que presenta situaciones tan nuevas y difíciles a pesar de que creíamos que ya lo sabíamos todo porque ya habíamos pasado por todo.
Siempre la Nika, para recibirla con una sonrisa de fuerte rabo, sus lametones y sus ojos tan profundos donde podía descansar sin prisa, pacíficamente. Parecía que tenían una alianza pues cuando agotada Anita por jornadas largas, Nika estaba allí para darle valor y sembrar esperanzas que le permitían iniciar con nuevos bríos el día siguiente. Así mismo, Nika sabía que Anita estaba allí para que ella fuera feliz y que cuidaría de ella en todas las circunstancias.
Catorce años de hermandad, de alegrías y tristezas, de pisotones y de risas, de abrazos y ladridos, de simplemente estar una al lado de la otra, acompañando, demostrando lealtad, fidelidad y cariño.
Hoy Nika se ha ido al cielo de los perros donde es feliz porque vivirá para siempre en el corazón de Anita aunque ella está desolada. Es un dolor muy grande el perder para siempre a su amiga leal, callada, comprensiva, cariñosa. Pasará el luto y podrá mirar atrás y dibujar una sonrisa aunque con nostalgia. Algún día hablará de Nika, como hoy puede hablar de otro amor que se fue, Willie.
2 comentarios
Ceci que articulo mas maravilloso. Lleno de amor, ternura, que lindo don de poder expresar asi tus sentimientos.
Bello Ceci, que bien explicado el amor de Nika y Anita, asi es de simple y sencillo el amor del humano y su mascota